ESTRATEGIA

Las organizaciones modernas se están decantando por la planificación estratégica como arma de gestión y defensa ante el incremento de velocidad a la que se suceden los cambios.

La incorporación del concepto “Social Tech”, como el resultado de la combinación de redes sociales (Facebook, LinkedIn), herramientas (Slideshare, Youtube) y sistemas de información (Twitter, Blogs) en el mundo de los negocios está siendo disruptivo, afectando seriamente tanto a negocios B2C como B2B. No pudiéndose contemplar un plan a tres años o superior sin realizar un diagnóstico del posicionamiento digital que tiene la empresa y el grado de madurez digital que tiene la organización y sus infraestructuras.

El simple hecho de reflexionar compañías como Google, Facebook o Twitter, con una edad insultantemente corta, son críticas para nuestra presencia e interlocución con el público es un claro indicador de la velocidad que la tecnología está imponiendo en las estrategias de posicionamiento, comunicación y marketing.

La tercera revolución industrial obliga a poner al cliente en el centro de la estrategia. Entramos en una economía de recomendación y no son suficientes las estrategias propias de la segunda revolución industrial, más orientadas a la venta y segmentación de mercado, o de la primera, propias de tener la ventaja competitiva asociada a disponer de fábricas y, por tanto, despachar. Hoy necesitamos personalizar y conseguir la recomendación de nuestros clientes y seguidores como base de un negocio sostenible en el tiempo. De ahí la importancia de centrar la organización en el cliente, uno de los puntos esenciales que debe contemplar toda estrategia.

Para Nunkyworld, la Planificación Estratégica no se puede limitar a un informe. Es una forma de gestión que obliga a tenerla siempre presente y recurrir a ella de forma periódica y siempre que existan dudas. La Planificación Estratégica debe comprometer a toda la organización y requiere que sea visualizada, entendida e interiorizada por todos los trabajadores. Para ello, se acometen los pasos comúnmente aceptados que parten del “¿Por qué?”, pasando al “¿Cómo?” y, finalmente, el “¿Qué?”.